sábado, 28 de mayo de 2011

Plantas Vs. zombies


En este año 2010 que ya dejamos atrás hemos visto una creciente y paulatina tensión entre Corea del Norte y el eje aliado de Corea del Sur y Estados Unidos. Ahora, investigadores de la Universidad de Edimburgo dirigidos por el prestigioso experto en sociología Rudolf Whitesnow han detectado indicios de una campaña global de instauración de doctrinas filomarxistas por parte del gobierno de Pyongyang. “Junto con posibles intervenciones económicas para fomentar modelos socialistas a nivel semiótico-textual como “La Roja”, Corea del Norte trabaja intensamente para llegar a las mentes occidentales y convencerles de sus bondades” explica el profesor Whitesnow, y pone como ejemplo aquello “productos que demuestran la decadencia occidental y la exaltación del capital, como el pop español o Ramoncín, hasta los videojuegos”. En concreto el equipo de investigación escocés ha determinado que el juego de Plantas vs. Zombies puede suponer el primer peldaño de esta estrategia persuasiva que debe culminar en una guerra santa nuclear. Su explicación ludólogica y semiótica es la siguiente:


No, eso no. Eso es una foto:
El juego parte de una casa cuyo protagonista no aparece identificado. No hace falta, es feliz en su comunidad sin necesidad de caer en el clásico individualismo capitalista. En cambio, ¿qué ha sucedido con todos los vecinos, sometidos a la orgía posmoderna de Occidente? Sus mentes se han pudrido, sometidas a la avaricia y a la envidia hacia el prójimo. La alienación mental conlleva la decadencia física, y ambas características han sido hábilmente enmascaradas en un icono muy del gusto occidental: el zombie. Seres inertes que pretenden pervertir al pobre vecino norcoreano reclamando sus sesos (otra vez, metáfora semiótica cuya extensión corresponde a la “absorción a la causa del capital”). Se acercan al feliz hogar arrastrando los pies como el capitalismo hoy, en plena crisis, y en ocasiones, en una ruptura de la sutileza axiológica, ataviados con los trajes de grandes símbolos occidentales, como el bailarín de discoteca.


Ahora bien, ¿cómo puede defenderse el pobre norcoreano, sencillo de espíritu y limpio de mente, de las hordas capitalistas? Según apunta Whitesnow “El arte norcoreano es abundante en colores llamativos y formas sonrientes. La cultura floral es muy importante ya que los fines de semana los alegres norcoreanos, con la barriga llena y al son de los cánticos del Gran Líder, acuden en masa a las montañas a recoger rosas, margaritas y, en especial, petunias.”. Así, la defensa con plantas no es una elección gratuita, sino que emana de la propia esencia del camarada norcoreano. Los girasoles sonríen, los luchadores lanzaguisantes son disciplinados y nunca se rinden. Las nueces, primera línea del Partido, dan su vida por un mundo mejor. Y las setas, en toda su variedad, adoptan el sombrero asiático habitual de los campesinos de los campos de arroz.


Pero, ¿cómo puede ser que una empresa extranjera haya permitido la inclusión de semejante mensaje oculto? ¿Qué conexiones existen entre Pop Cap y el régimen de Kim Jong Il? Según el grupo de investigación de Edimburgo “Kim Jong Il ha decidido dinamitar el sistema capitalista desde dentro. Para que no acusen a las empresas norcoreanas de fomentar su ideología Pyongyang ha empezado a financiar proyectos externos. Y por ello dejan marcas evidentes: Pop Cap no es una empresa de videojuegos, sino un complejo engranaje de transmisión de ideas que, en el fondo, no puede ocultar su verdadera identidad; Populize Capitalism.”. Deberemos seguir atentos a los nuevos productos de Pop Cap y evitar, en la medida de lo posible, su evidente impacto en nuestra sociedad contemporánea.

-Anton Planells



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