martes, 31 de mayo de 2011

Como conseguir esposa

Hace unos años, en un viaje por la India, llegué por razones que no vienen a cuento, a una aldea en el desértico estado noroccidental de Rajasthan. Situada cerca del monte sagrado Govardhan, la aldea es un lugar miserable y polvoriento, donde los habitantes extraen su sustento de la agricultura y de unas pocas cabras, siempre con una angustiosa escasez de agua. En efecto, la única fuente de agua en las proximidades se encuentra entre las escarpaduras de un monte, relativamente cercano a la aldea pero que no obstante requiere de una penosa marcha hasta llegar a la fuente.

Allí conocí a dos hermanos, quienes habiendo nacido en iguales circunstancias, llevaban ahora vidas muy diferentes: Uno de ellos, Manay, llevaba una vida trabajosa: Habiendo heredado el mayor terreno de los dos que poseyeron sus padres, no encontraba esposa en las aldeas próximas puesto que todas sabían lo que les esperaba. En efecto, Manay se levantaba muy pronto cada mañana para cargar con sus cántaros, caminar hasta la fuente y llenarlos. Con ese agua regaba cuidadosamente las plantas de su huerto cada día, en una operación que repetía varias veces cada día para conseguir suficiente agua. Por las tardes descansaba junto con los otros hombres del pueblo, quejándose de no poder encontrar una esposa a la que encargar el pesado trabajo, propio de mujeres.




El otro hermano, Manbee, se había casado con la chica mas guapa de la comarca, y eso a pesar de haber heredado un peor terreno. La razón era muy simple: mientras su hermano trabajaba sólo la mitad del día, Manbee se dedicó durante un mes entero a trabajar día y noche. Pero no en su huerto, que cada día parecía más seco: Manbee trabajaba fuera de la aldea. ¿En qué? Un día al cabo de un mes, mostró a la aldea su obra. Durante un mes había estado excavando un canal que llevase el agua desde la fuente hasta su huerto. Desde entonces, ya no tuvo que esforzarse para traer el agua... ni para encontrar esposa.

Así pues, no hay nada que reprochar a Manay, quien todos los días trabaja honradamente para ganarse el sustento. Más o menos es lo que hacemos todos los trabajadores. Pero a quien deberíamos admirar es a su hermano Manbee que trabajó una vez para crear algo, y desde entonces es la obra que creó la que trabaja para él todos los días.

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