miércoles, 5 de agosto de 2015

Epicuro y su doctrina de la felicidad

¿Cuál es la fórmula para la felicidad? Muchos filósofos han debatido y discutido respecto a esto, pero algunas de las ideas más interesantes provienen de Epicuro de Samos, un ateniense que vivió en el siglo IV antes de nuestra era.

epicuro de samos rostro


Epicuro argumenta que la felicidad puede alcanzarse a través de placeres moderados, mismos que ofrecen un estado de tranquilidad. Pese a estar basado en la realización de los deseos, el filósofo dice que cuando son exacerbados, pueden ser fuente de perturbaciones constantes, dificultando el descubrimiento de la felicidad, que es el mantenimiento a la salud del cuerpo y la serenidad del espíritu.

El hombre sereno busca serenidad para sí y para los otros”.

Las personas no pueden vivir de forma agradable si no son prudentes, gentiles con los demás y justos en sus acciones y pensamiento, hechos que les permiten vivir de una forma pura y placentera. Huir de los lujos excesivos, de las multitudes y disfrutar de la armonía que la naturaleza ofrece son algunos de los pensamientos transmitidos por el filósofo. La salud del alma es la máxima para alcanzar la felicidad plena y constante. Y si la medicina se enfoca en el cuerpo, la filosofía lo hace con el alma.
Sin embargo, la filosofía de Epicuro puntualiza que se requiere tener mucho cuidado con los placeres. Algunos, según él, traen más dolor que felicidad.

Ningún placer en sí es malo, pero ciertas cosas capaces de producir placeres llevan consigo un mayor número de males que de placeres”.

El control de los miedos y de los deseos es importante para alcanzar la felicidad hasta finalmente llegar a un estado de ataraxia, que representa el placer estable y equilibrado, con ausencia de perturbaciones, pues según el filósofo, existen los placeres malos y violentos.

La idea es aprovechar los pequeños placeres de la vida. La amistad, los buenos momentos de serenidad, un vaso de agua fresca, un paseo con la persona amada o simplemente hacer el bien.

La amistad y la lealtad residen en una identidad de almas raramente encontradas”.

Algunos de los principales elementos para una buena salud del alma se encuentran en la humildad.
Por supuesto que hay inevitables momentos dolorosos durante la vida, pero la recomendación de Epicuro es enfocarse en los pensamientos e instantes agradables que el sujeto ya vivió. O crearse expectativas con un futuro feliz. Los pilares para la conquista del placer y la supresión del dolor están en la inteligencia, raciocinio, autocontrol y la justicia. Para los epicuristas, no hay sentido alguno en tener miedo o preocuparse por la muerte. Nunca nos reunimos con la muerte. Si ella existe, el ser humano deja de existir. No tenemos sentimientos y no podemos experimentarlo. Por lo tanto, la recomendación es disfrutar mientras estemos vivos, aprovechando al máximo esos pequeños placeres que la vida nos ofrece.

No eches a perder lo que tienes deseando lo que no tienes. Recuerda que lo que tienes ahora alguna vez fue una de las cosas que esperabas”.

El hombre al buscar el placer (estable) encuentra felicidad natural. Aquella que alegra nuestro espíritu, como la que se produce al llegar a nuestro hogar después de un largo viaje. Y para ti, ¿Dónde reside la felicidad?

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