¿Cuál es la fórmula para la felicidad? Muchos filósofos han debatido y
discutido respecto a esto, pero algunas de las ideas más interesantes
provienen de
Epicuro de Samos, un ateniense que vivió en el siglo IV antes de nuestra era.
Epicuro
argumenta que la felicidad puede alcanzarse a través de placeres
moderados, mismos que ofrecen un estado de tranquilidad. Pese a estar
basado en la realización de los deseos, el filósofo dice que cuando son
exacerbados, pueden ser fuente de perturbaciones constantes,
dificultando el descubrimiento de la felicidad, que es
el mantenimiento a la salud del cuerpo y la serenidad del espíritu.
“
El hombre sereno busca serenidad para sí y para los otros”.
Las
personas no pueden vivir de forma agradable si no son prudentes,
gentiles con los demás y justos en sus acciones y pensamiento, hechos
que les permiten vivir de una forma pura y placentera. Huir de los lujos
excesivos, de las multitudes y disfrutar de la armonía que la
naturaleza ofrece son algunos de los pensamientos transmitidos por el
filósofo. La salud del alma es la máxima para alcanzar la felicidad
plena y constante. Y si la medicina se enfoca en el cuerpo, la filosofía
lo hace con el alma.
Sin embargo, la filosofía de Epicuro
puntualiza que se requiere tener mucho cuidado con los placeres.
Algunos, según él, traen más dolor que felicidad.
“
Ningún
placer en sí es malo, pero ciertas cosas capaces de producir placeres
llevan consigo un mayor número de males que de placeres”.
El
control de los miedos y de los deseos es importante para alcanzar la
felicidad hasta finalmente llegar a un estado de ataraxia, que
representa el placer estable y equilibrado, con ausencia de
perturbaciones, pues según el filósofo, existen los placeres malos y
violentos.
La idea es aprovechar los pequeños placeres de la vida.
La amistad, los buenos momentos de serenidad, un vaso de agua fresca,
un paseo con la persona amada o simplemente hacer el bien.
“
La amistad y la lealtad residen en una identidad de almas raramente encontradas”.
Algunos de los principales elementos para una buena salud del alma se encuentran en la humildad.
Por
supuesto que hay inevitables momentos dolorosos durante la vida, pero
la recomendación de Epicuro es enfocarse en los pensamientos e instantes
agradables que el sujeto ya vivió. O crearse expectativas con un futuro
feliz. Los pilares para la conquista del placer y la supresión del
dolor están en la inteligencia, raciocinio, autocontrol y la justicia.
Para los epicuristas, no hay sentido alguno en tener miedo o preocuparse
por la muerte. Nunca nos reunimos con la muerte. Si ella existe, el ser
humano deja de existir. No tenemos sentimientos y no podemos
experimentarlo. Por lo tanto, la recomendación es
disfrutar mientras estemos vivos, aprovechando al máximo esos pequeños placeres que la vida nos ofrece.
“
No
eches a perder lo que tienes deseando lo que no tienes. Recuerda que lo
que tienes ahora alguna vez fue una de las cosas que esperabas”.
El
hombre al buscar el placer (estable) encuentra felicidad natural.
Aquella que alegra nuestro espíritu, como la que se produce al llegar a
nuestro hogar después de un largo viaje. Y para ti, ¿Dónde reside la
felicidad?