La novela erótica de E.L. James ha provocado dos cosas: un fenomenal éxito con más de cien millones de copias vendidas alrededor del mundo, y la sospecha de que detrás del libro se oculta un enigma de proporciones microscópicas.
A causa del comportamiento exacerbado de muchas lectoras de E.L. James, la Universidad de Michigan realizó un ocioso estudio acerca de los efectos nocivos de leer "50 sombras de Grey".
El estudio, de carácter fríamente estadístico, fue publicado en la revista Journal of Women's Health; y especula acerca de la posibilidad de que leer "50 sombras de Grey" provoque en ciertas mujeres un comportamiento temerario, induciéndolas a trastabillar en relaciones abusivas y conductas poco saludables.
Tal vez lo más interesante y verosímil de este estudio es el análisis psicológico de Anastasia Steele, —nombre que, curiosamente, proviene del griego y significa: "resurrección"— protagonista de "50 sombras de Grey",
donde se explica por qué esta muchacha aparentemente inocente se
embarca en una relación desigual, abusiva, que representa de forma
velada la violencia de género y que perpetúa, mediante una chirla
exégesis, la naturalización de los riesgos y hábitos de este tipo de
conductas en el ámbito de la pareja.
Para examinar la influencia de "50 sombras de Grey", la investigadora Amy Bonomi, conductora de aquel estudio, analizó estadísticamente el comportamiento de 655 mujeres entre los 18 y 24 años de edad.
Del total de sujetos investigados solo 122 mujeres habían leído toda la trilogía de E.L. James —que continúa con: Cincuenta sombras más oscuras (Fifty Shades Darker) y Cincuenta sombras liberadas (Fifty Shades Freed)—; 97 sólo habían leído "50 sombras de Grey"; y las 436 restantes no registraban ni la más puta idea de qué novelas se estaba hablando.
Del total de sujetos investigados solo 122 mujeres habían leído toda la trilogía de E.L. James —que continúa con: Cincuenta sombras más oscuras (Fifty Shades Darker) y Cincuenta sombras liberadas (Fifty Shades Freed)—; 97 sólo habían leído "50 sombras de Grey"; y las 436 restantes no registraban ni la más puta idea de qué novelas se estaba hablando.
De la comparación entre los tres grupos se dedujo que las mujeres que solo habían leído "50 sombras de Grey"
eran un 25% más propensas a involucrarse en relaciones verbalmente
violentas; 35% más de probabilidades de tener una pareja físicamente
violenta, y un 75% más inclinadas a tomar pastillas para bajar de peso.
A propósito de las mujeres que habían leído toda la trilogía de E.L. James el
estudio sostiene que el 65% de ellas son más propensas a emborracharse
y, dato escandaloso, a tener cinco o más parejas sexuales en el
trascurso de su soltería.
Como corolario de estas investigaciones, Amy Bonomi sostiene que la lectura de "50 sombras de Grey" acentúa el comportamiento autodestructivo de mujeres con tendencias a los trastornos de alimentación.
Desde luego, el estudio no aclara que el rango de edad de los sujetos
investigados —mujeres entre 18 y 24 años— es justamente aquél que agrupa
a mujeres más inclinadas a experimentar su intimidad de forma más
amplia y, según psicólogos de corte neoliberal, asquerosamente
populista.
En cambio, nada dice el estudio sobre la raíz etimológica de la palabra Grey, que en Inglés Antiguo significaba "puta"; lo cual le da a las "50 sombras de Grey", y sobre todo a su protagonista masculino, un significado completamente inverso.
Salvando las distancias estéticas, y sobre todo los méritos literarios,
esta clase de acusaciones tiene antecedentes notables en la literatura.
Por ejemplo, Las desventuras del joven Werther (Die Leiden des jungen Werthers), de Goethe, fue acusado de inducir al suicidio en adolescentes melancólicos; mientras que El retrato de Dorian Gray (The Picture of Dorian Gray), de Oscar Wilde, fue señalado como la causa principal del desvío de muchos jóvenes victorianos, diagnosticados directamente de trolos.
Por ejemplo, Las desventuras del joven Werther (Die Leiden des jungen Werthers), de Goethe, fue acusado de inducir al suicidio en adolescentes melancólicos; mientras que El retrato de Dorian Gray (The Picture of Dorian Gray), de Oscar Wilde, fue señalado como la causa principal del desvío de muchos jóvenes victorianos, diagnosticados directamente de trolos.
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