viernes, 21 de octubre de 2011
De Muletillas y Coletillas
LAS MULETILLAS
Por Manel Fuentes
Buenas noches. ¿Qué tal están? ¿Se imaginan que cada uno de
ustedes subiese aquí ahora mismo y me contase realmente “que tal
está”?…
“¿Pues yo acojonao con la hipoteca”
“Pues yo estoy fatal
de las cervicales y tengo que ver la tele con un espejo”
“Pues yo
muy bien, pero mi marido cada día está más tonto”
… Sería terrible.
Pero ustedes saben que yo no les digo “qué tal están” para que me
lo cuenten… es una muletilla. Las personas no podemos vivir sin
usar muletillas...
Yo creo que es porque el cerebro es más lento que
la lengua… O sea, que decimos algo así como “Voy a ponerme a
hablar… para ver si mientras se me ocurre algo que decir”.
La primera muletilla que aprendemos es “mamá”. Y la utilizamos
para todo:
“Mamaaaaá leche”
“Mamaaaá pipi”
“Mamaaaá caca”.
Llega un momento en que el que el niño ya sólo utiliza la coletilla…
si te dice… “¡¡Mamá, mamá, mamá!!” … Eso es que se está
cagando.
Y claro luego llegan al colegio y su muletilla principal es: “Que te
cagas”.
“Mi padre me ha comprado una Play-Station que te cagas” y
también tienen otra que es “pos mi padre” …
“Pos mi padre me ha
comprado la Play-Station en la que salen todos los Pokemon”.
“¡Pos
mi padre es Pokemon y te va dar una paliza que te cagas!”
Lo que pasa es que llega una edad en que al niño le salen pelos en
las piernas y se da cuenta que aunque quiera no puede seguir
diciendo: “Mamaaá…” Y entonces empieza a decir: “tío”:
“¿Qué pasa tío? ¿De que vas tío? ¿Cómo está tu tío, tío?"
Y así vamos creciendo y creciendo… Y vamos almacenando cada
vez más muletillas, hasta que llega un momento en que tenemos
muletillas para cualquier situación. Por ejemplo, cuando estamos en
grupo y de repente se acaba la conversación, mientras pensamos
algo que decir empezamos:
¡Aaaaayseñor...! “Pues si...” “Aquí estamos”. “Pues eso...” “Pues
estamos buenos”... Aquí un coletillero chistoso añadiría “Bueno
estaba y se murió”... Y otro “Pues no estaría tan bueno...” “Es que no
somos nadie” “Oye, pues el muerto al hoyo y el vivo al bollo” “Pues
bueno” “Bueno estaba y se murió”. Y así hasta el infinito.
Porque las coletillas definen nuestra personalidad:
“Dime qué
coletilla usas y te diré quien eres”…
Por ejemplo están los que se
creen que los demás somos imbéciles:
“Estábamos en su casa,
¿entiendes?, y él se quedó en pelotas, ¿entiendes?, e hicimos el
amor, ¿entiendes?”…
Pero bueno en qué fase de la conversación
cree que me he perdido. Y luego están los inseguros que dicen…
“Estábamos en su casa, ¿no?, y él se quedó en pelotas, ¿no?, e
hicimos el amor, ¿no?”
… Que aquí ya dan ganas de decirle…
“¡Pues
no lo sé, hija! Si tú tienes dudas… es que “no”, porque eso se nota
¿no?
De todos modos los reyes de la coletilla son los locutores de radio
musical, que claro, como hablan tan deprisa no les da tiempo a
pensar... Estos con cuatro coletillas y un reloj tienen el programa
hecho:
¡Hey! Son las cuatro de la tarde, las tres en Canarias ¡guau! y
en treinta minutos, llegaremos a las cuatro y media ¿No te parece
increíble? ¡Hay que ver como pasa el tiempo!, ayer era sábado y
mañana ya es lunes, o sea que tenemos el próximo fin de semana a
la vuelta de la esquina… Y seguro que bailas música como ésta…
Te dejo con ella cuando son las cuatro y dos minutos de la tarde...
Dentro de nada las cuatro y cinco...”.
¿Qué les pasa? ¿Van drogados?
Aunque los futbolistas tampoco se quedan cortos con las muletillas,
y eso que estos no hablan deprisa…
“Sí, la verdad es que... sí”
“No, la verdad es que… no”.
“Bueno, no sé, ¿no?”
Y como los periodistas
deportivos lo saben, se lo ponen fácil:
“Quique, el partido bien
aunque habéis empezado el segundo tiempo un poco más flojos y
luego habéis remontado al final, parece que os quedan fuerzas
suficientes para el partido del próximo domingo que es donde tenéis
que poner toda la carne en el asador”.
“Ahora que lo dices, sí, la
verdad es que... sí”.
¡Qué obsesión con la verdad tienen los futbolistas! Aunque esto no
es nuevo, lo de usar la verdad como coletilla viene ya de los
Evangelios. Estaban todo el día… “En verdad en verdad te digo...”,
lo que daba lugar a conversaciones del tipo:
“En verdad en verdad te
digo, Judas, que ¿qué tal estás?”
“Pues en verdad en verdad te digo,
Jesús, que por aquí, traicionándote un rato”.
Y luego están los políticos, que como no tienen nada que decir son
los que más muletillas utilizan: “Puedo prometer y prometo” “Por
consiguiente” “La Reina y yo, nos llena de orgullo y satisfacción”...
… Y el
mejor es aquel que consigue alargar los discursos doblando sus
propias muletillas: “¡Somos una nación moderna!” “¡¡Una nación
moderna!!”
Que es para decirle “¡Ya te hemos entendido” “¡¡Te
hemos entendido!!”…
Claro, así duran los discursos lo que duran, que les tienen que poner
un himno para que se vayan. Con lo fácil que es despedirse a base
de coletillas: “Hasta luego Lucas” “En fin Serafín” “Me piro vampiro”...
O simplemente, buenas noches.
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