Antiguamente
en Japón, el rol de la mujer era secundario, no podía recibir una
herencia, era irrelevante en las dinastías y sólo funcionaba como objeto
de intercambio para las alianzas familiares. El concepto de amor
tradicional ni siquiera existía, sino que éste era más un convenio muy
similar al empresarial, en el que funcionaba como una manera de adquirir
poder.
Después de la Segunda Guerra Mundial, gracias a la ocupación estadounidense, por primera vez las mujeres y los hombres tuvieron el mismo estatus. Con los soldados estadounidenses llegó el cine y la literatura occidental, por lo que aquellos que la leían comenzaban a creer en la magia del amor al que todos hemos sido expuestos en las cintas más románticas y los libros que nos hacen suspirar.
Después de la Segunda Guerra Mundial, gracias a la ocupación estadounidense, por primera vez las mujeres y los hombres tuvieron el mismo estatus. Con los soldados estadounidenses llegó el cine y la literatura occidental, por lo que aquellos que la leían comenzaban a creer en la magia del amor al que todos hemos sido expuestos en las cintas más románticas y los libros que nos hacen suspirar.
Los
varones susurraron promesas de amor a los oídos de las niponas,
aparecieron castigos por traicionar los valores y la patria, pero a esa
generación le debemos ser pionera en ver con otros ojos el amor y las relaciones entre amantes o novios.
La
antigua tradición hindú, donde se dan consejos amorosos para la vida en
pareja es conocida en el mundo; el Kamasutra es el mejor aliado para
esos momentos de intimidad en los que todos empezamos sin conocer nada.
En donde la incomodidad de seguir una postura o mostrar nuestro cuerpo a
aquel que decidimos, se vuelve un poco difícil, puesto que no saber
nada sobre el sexo nos vuelve víctimas de la autocensura.
Los japoneses también
hicieron su propio manual en los años 60. ¿Cómo comportarse con el amor
de nuestra vida? Ellos consideran que no sólo importa el acto sexual,
sino que todos los instantes y detalles de una relación son
imprescindibles para lograr formar la mejor experiencia de nuestra vida.
¿Acaso
alguien nos enseñó a tomar el brazo de nuestra pareja? ¿A dejar en
claro si queremos una relación seria o formal con tan sólo tocar las
manos? ¿A masajear los pezones para que logre experimentar el máximo
placer en tan sólo unos cuantos movimientos? el manual Young person’s guide to sex fue
un éxito en esa época, pues enseñaba a las personas a convertirse en el
amante perfecto y tratar a su pareja tal y como lo merecían.
Sin
embargo, ahora nos parece que el manual podría resultar un poco
peculiar. Un tubo de ensayo representa el pene erecto de un hombre y
unos dedos con guantes quirúrgicos nos enseñan cómo debe ser tocado el
miembro para excitar a nuestra pareja. Las flechas arriba de los pezones
nos enseñan qué movimientos hacer para que nuestra pareja sienta un
orgasmo con tan sólo tocarlos, cuerpos de madera y mujeres en leotardo
simulan posiciones sexuales
para que el lector pueda aprender lo más importante de ese momento, y
un dedo medio nos enseña cómo masturbar a una mujer en tan sólo dos
movimientos.
Masajear los pezones y los senos de una mujer para que llegue al máximo placer.
Los japoneses innovan en casi cualquier cosa, sus inventos se reproducen en cientos de lugares y el resto del mundo busca igualar su tecnología que después sirve al resto del mundo. Tienen una respuesta a cualquier contratiempo humano y nos hacen considerar seriamente por qué no se nos ocurrió antes a nosotros. Con su manual buscaron la libertad femenina y la exploración de aquello que nunca antes habían hecho. Se descubrieron y fueron capaces de aceptar el poder de ambos en una relación.
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